Continuando en la línea abierta en la anterior entrada me ha venido a la cabeza un caso sobrecogedor reciente. El suicidio de Amanda Todd que ha consternado a la sociedad canadiense hace apenas dos meses nos lleva a una reflexión profunda. La noticia de este trágico suceso ocurrido por la presión y el acoso que recibió la adolescente a través de las redes sociales derivó en un debate de Estado sobre el uso apropiado de Internet.
El caso es sobrecogedor y comienza cuando Amanda tiene solamente 12 años. ¿Deben acceder tan pequeños a las redes sociales? La respuesta es muy complicada.
D.E.P.
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